viernes, 17 de mayo de 2019

Nueve propósitos de viaje y cómo cumplirlos








Los propósitos para el nuevo año ya quedan un poco lejos, pero si algo nos enseña la experiencia es que no es fácil desprenderse de los malos hábitos y que la mayoría de las dietas no van más allá de enero… Aunque las ganas de viajar nunca se pierden.

Estos propósitos no solo son factibles, también son divertidos de cumplir; así que el lector elija el que más le guste y haga del 2019 su mejor año viajero.

Propósito 1: viajar con menos equipaje

La próxima vez que el viajero vaya a meter un par de zapatos poco prácticos y un bote de champú de tamaño familiar en la mochila, que se pare a pensar en lo que sentirá su ‘yo’ del futuro próximo; ese ‘yo’ sudoroso que cargará la mochila con cara de arrepentimiento. La actitud ‘ya me las apañaré’ se disipará bajo una ráfaga de palabrotas mientras se arrastra el equipaje por unas escaleras mecánicas que no funcionan, con una sobrecarga en los bíceps y un golpe en el dedo gordo del pie. ¿Merece la pena? Pues no tanto.

¿Cómo cumplirlo?

El tamaño sí que importa: reducir el tamaño de la mochila previene el exceso de equipaje. Y es cuestión de prioridades: está bien llevarse tres libros de bolsillo si uno va a privarse del ordenador portátil. Para hacer el equipaje conviene ‘fichar’ a un ayudante implacable que ignore los “¡Es que lo necesito!”.

Propósito 2: hacer mejores fotografías

¿Cansado de regresar de un viaje con miles de fotografías tomadas a toda prisa que nunca habrá tiempo de seleccionar y editar, por no hablar de compartir? Tanto si se sacan fotos para las redes sociales, un portafolio en línea o el álbum familiar, un poco de tiempo y esfuerzo pueden hacer que esas fotos pasen de lo pasable a lo increíble.

¿Cómo cumplirlo?

Leyendo artículos o guías con trucos para hacer buenas fotografías; apuntándose a un curso de fotografía; participando en un encuentro de fotógrafos durante el viaje; o disfrutando de un circuito que combine viajes y clases prácticas.

Propósito 3: dejar de posponer el viaje

La familia, el dinero, el trabajo… incluso el miedo. Existen muchos factores que impiden viajar, pero cuando las razones válidas no son más que alternativas cómodas para evitar asumir un ‘riesgo’, es momento de pararse a pensar. Solo se vive una vez, así que menos excusas y más planes para viajar.

¿Cómo cumplirlo?

Tanto si es una vuelta al mundo como una escapada de fin de semana, no vendrá caída del cielo. Conviene identificar cuáles son las barreras que impiden dar el paso y superarlas. ¿Es por el dinero? Se puede empezar a ahorrar. ¿Por no saber dónde ir? Hay que consultar a los expertos. ¿Por lo que diga el jefe? Se le puede proponer un viaje para mejorar el currículum personal.

Propósito 4: aprender a desconectar

Ver, compartir, probar, tuitear… Es casi imposible resistir el impulso de usar el smartphone, incluso estando de viaje; pero del mismo modo en que la tecnología parece haber reconfigurado nuestro cerebro con la necesidad de estar siempre conectados, un viaje puede ser el antídoto definitivo.

¿Cómo cumplirlo?

Si cuesta mucho desconectar, conviene borrar las apps de correo electrónico y desactivar las notificaciones de las redes sociales. Es buena idea redescubrir el placer de escribir una postal, un diario del viaje o ir a dar una vuelta sin la seguridad que ofrece Google Maps y ver donde termina uno. 


Propósito 5: practicar el turismo responsable

Dado que la cifra de turistas globales sigue en aumento (1341 millones de llegadas internacionales en el 2017, un dato que va al alza según la ONU), comprender el impacto del turismo sobre el planeta nunca había sido tan vital como ahora. Por suerte, existen muchas alternativas de turismo sostenible.

¿Cómo cumplirlo?

Medidas como evitar el uso de botellas de plástico, usar el transporte público por tierra siempre que sea posible, escoger operadores turísticos éticos que respeten a los animales y aporten algo a las comunidades locales, y reducir o compensar las emisiones de carbono generadas

Propósito 6: aprovechar bien el tiempo

Es fácil despilfarrar las preciadas vacaciones pagadas en eventos familiares y al lado de casa, y que no quede tiempo para una escapada. Esto hace que uno vuelva al trabajo sin la sensación de haber desconectado; y lo que es peor: sin estar más cerca de ver mundo de lo que se estuvo el año anterior.

¿Cómo cumplirlo?

Que nadie se equivoque: todo trabajador se ha ganado sus vacaciones y debe disfrutarlas, hasta el último día. Conviene planificarlas con antelación; si se opta por viajes cortos hay que reservarlos con tiempo, aprovechando puentes y añadiendo un par de días para conseguir unas mini vacaciones. Otra opción es juntar todos los días de vacaciones y disfrutar de un viaje largo al sureste asiático...


Propósito 7: Conectar con los lugareños

Un sueño: conocer de verdad la ‘auténtica’ cultura local. La realidad: hacerse amigo de un grupo de viajeros de todo el mundo en Facebook y regresar a casa con un recuerdo ‘made in China’.

¿Cómo cumplirlo?

Siendo realistas, se tardan años en descifrar las complejidades de una cultura extranjera; pero siempre hay maneras de propiciar un encuentro significativo. Es buena idea refrescar conocimientos de idiomas; sorprende ver lo lejos que pueden llegar un ‘hola’, un ‘por favor’ o un ‘gracias’. Y con la economía compartida en auge, es más fácil que nunca disfrutar de estancias en casas privadas, clases de cocina y guías locales.


Propósito 8: salir de la zona de confort

Viajar es una forma sencilla y efectiva de salir de la zona de confort; pero incluso los aventureros más experimentados pueden verse atrapados en la rutina.

¿Cómo cumplirlo?

Haciendo que este año sea el año del cambio: que el viajero se atreva a viajar de otra manera. Que pruebe a viajar solo o, si no se atreve, en un viaje organizado. Si es de los que planifican demasiado, que pruebe a olvidarse del itinerario previsto y se lance a improvisar; y que se atreva a decir “sí” más a menudo.


Propósito 9: explorar los destinos más próximos

A veces parece más fácil recomendar los mejores restaurantes de Bangkok o Nueva York que los que uno tiene más cerca. Seducidos por el encanto de los destinos remotos, a veces se pierden de vista las joyas que tenemos al lado de casa.

¿Cómo cumplirlo?

Comprando una guía de la ciudad más próxima para descubrirla desde la perspectiva de un turista, visitando los puntos de interés que nunca se han visitado. Se puede ir a probar aquel café o aquel bar que siempre se descarta a favor de los locales de toda la vida. ¡Incluso se puede iniciar un blog sobre el barrio donde uno vive!

 Fuente: lonelyplanet.es







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